martes, 12 de julio de 2011

CUENTOS

Con el que hoy nos ha facilitado la compi Lola, ya van dos artículos en menos de una semana firmados por sendos escritores que no merecen ser aquí nombrados, que infravaloran el poder de los cuentos llamados infantiles (los hay de verdadero terror).
Caballeros (por decir algo), los que se encuentran "extraviados" en el mundo actual son ustedes. Qué clarito dejan el miedo atroz que se les cuela por los huesos sólo de pensar en la igualdad entre mujeres y hombres. Aferrarse a la tradición, a "es lo que se ha hecho toda la vida" es lo fácil, pero ¿es lo justo? Las costumbres, las tradiciones, están para revisarlas también, por supuesto con las gafas violeta puestas. Si pasan el filtro de la igualdad, adelante, tendremos un pueblo rico en folclore. Si no, a eliminarlas sin miramientos; tendremos un pueblo más justo.
Señores, si emplearan su potencial, de cuya existencia no dudo, en labores para sumar y no para dividir y enfrentar, se sentirían mucho mejor. Les invito a que un día, a solas, frente a un espejo, en la más absoluta intimidad se digan en voz alta: mujeres y hombres somos personas, somo iguales. Es sólo cuestión de insistir un poquito.

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